Transporte acuático.
El transporte acuático es el realizado
mediante barco, pudiéndose distinguir entre el transporte fluvial (por ríos y
canales) y el marítimo. Su principal ventaja radica en poder transportar mercancías
voluminosas a bajo coste, mientras que en contrapartida la velocidad del
transporte es bastante menor. Esta velocidad ha provocado la decadencia del
transporte de viajeros de larga distancia (copado por el transporte aéreo),
mientras que en las cortas distancias se mantienen en formas de ferry (barcos
relativamente rápidos que cubren frecuentemente líneas de pasajeros de corta
distancia).
Tanto
el transporte fluvial como el marítimo necesita de puertos para prestar sus
servicios, estas infraestructuras sirven para la interconexión entre diferentes
medios de transportes, por lo que deberán tener las edificaciones y almacenes
necesarios para el desarrollo de su actividad.
Los ríos son excelentes vías para
adentrarse en los continentes, aunque no todos los ríos son navegables,
dependiendo del caudal, el relieve del cauce (que no formen rápidos ni
cataratas), del clima (algunos ríos se hielan en invierno y otros se secan en
verano), de la compatibilidad con otros
usos (represas para abastecimiento humano, producción de energía, regadío),
etc. A pesar de estos condicionantes, existen numerosas redes de transporte
fluvial en el mundo, como en el Reino Unido o en el norte de Europa, en la que
se han unido varios ríos mediante canales (Ej. Danubio y Rhin).
Transporte fluvial.
Transporte marítimo.
Está centrado en la actualidad
prácticamente en el transporte de mercancías, quedando el de pasajeros reducido
a los viajes de placer o cruceros y al transporte de corta distancias
realizados por de los Ferry. El desarrollo de la marina mercante se ha basado
en el aumento del tonelaje de los barcos (capacidad de las bodegas), la
especialización (barcos dedicados al transporte de un solo producto:
petroleros, barcos frigoríficos, porta contenedores, etc.) y cierto aumento de
la velocidad. Estas transformaciones han hecho que se reduzca el coste del
transporte de las mercancías. Por otra parte el aumento del comercio marítimo
ha redundado en la necesidad de mayores espacios para almacenes, contenedores,
industrias asociadas a productos transportados por barco (refinerías,
petroquímicas, etc.), con lo que los puertos han crecido considerablemente,
alejándose del centro de las ciudades portuarias.
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